Argucias libres - Libros sútiles Texto


Argucia Libre (libros sutiles). Cada libro abre la posibilidad de sumergirnos en otro mundo. Una historia es también una arquitectura y las páginas contienen la superficie de posibles territorios que explorar. Un libro, más allá de las palabras, contiene el itinerario de ese mundo, un espacio en el que se propone que encontremos algo de nosotros mismos en él. A través de los años, la obra de Alejandra ha indagado continuamente en el formato del libro, quizá como una forma de irse planteando preguntas y desafíos. Con Lucía (2007), su primer libro-objeto, se trataba sobre todo de abolir el olvido –un libro es la memoria de un mundo, de una persona o algo que estaba allí, y ya no está- la marcada nostalgia de esta bitácora del luto contiene el testimonio de alguien que para sobrevivir necesita construir su propia historia. Con esa misma definitiva honestidad con la que cualquiera debería enfrentarse al desafío de hacer un libro, asistimos aquí a la evolución de esa fe. El libro ahora aborda un constante presente: propone un universo en continua construcción y destrucción, delicada arquitectura que se despliega ante nosotros para mostrar la evidencia de su trazo, las múltiples perspectivas de su lectura, la obviedad de sus lados más ocultos. Las páginas en blanco componen universos dinámicos, y pasar cada página hace el truco cada vez más real. La ficción del mundo de los libros propone acaso la sutileza de un mundo de mentira, pero de una mentira que tiene un fin, que busca algo y que, al fin y al cabo, nos vincula con los mundos propios de su creadora, y con el terror y la ternura de los monstruos buenos que lo habitan. 

Anem Coba y Justino Quispe

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